Carta a mi querido Puto

Hijo de Puta. Hijo de puta tu y la puta que te insertó en este sistema puto, burócrata e injusto. Sistema de lágrimas de impotencia al ver la imposibilidad de optar a una buena calidad de vida a los más vulnerables. Puto es tu nombre al caminar por la calle impertérrito ante la llegada de la decada de la decadencia y ni siquiera pensar en lograrla mejorar. Caíste en el neoliberalismo despiadado, del que vende, y mantiene precios que solo el esfuerzo por intentar desviar, aunque sea solo por un momento, la atención del hijo de la miseria puede pagar ¿Y si no puede pagar? ¿Qué mierda me importa? Si tengo filas de putos como tú dispuestos a seguir tomándolos, disfrutándolos, comprándolos, vanagloriandolos, mostrándolos y no pensando, en que hay otros que disfrutarían el mismo servicio mil veces más. Siempre estará el comerciante de bajos recursos que tenga productos sin calidad a precio ad hoc para ellos ¿No? ¿No es cierto, Puto, querido? Sal de tu puta burbuja, y date cuenta que hay gente que siente y sufre frente a tus narices, en tu inquebrantable universo de marionetas de consumismo desmedido, valores aserrados, desalmados. Recuerda Puto, maldito snob, que no eres superior a nadie, que tus padres y ancestros, mis padres y ancestros descienden de Adán y Eva, probablemente los primeros australopitecos, y que en algún sagrado momento a.C., junto al resto de los ancestros de todo el mundo, decidieron que la igualdad de pares y la propiedad común era la mejor y más natural forma de resolver sus diferencias.